Nuestra historia comienza en 1994, cuando mi madre, Esther Conde, abrió esta pequeña floristería con mucho esfuerzo, cariño y una gran pasión por las flores. En 2025, tras su jubilación, tengo el honor de continuar con su legado como segunda generación al frente del negocio familiar.
Me llamo Eduardo Villar y desde hace años me dedico al cultivo de flor de temporada, con especial atención a la rosa, nuestra gran especialidad. Elaboramos arreglos florales para todo tipo de eventos: bodas, comuniones, bautizos, aniversarios y cumpleaños. También realizamos composiciones para servicios funerarios, con el respeto y cuidado que cada ocasión merece.
Además, encontrarás una selección de plantas de interior y exterior, macetas, y elementos decorativos pensados para dar vida a cualquier rincón. Y si buscas un detalle especial, preparamos ramos de mano personalizados para sorprender en cualquier ocasión.
Cada flor que cultivamos y cada arreglo que preparamos lleva el cariño de una tradición familiar que sigue floreciendo, día a día.